Pablo y su familia (sus padres y su hermana pequeña) aprenderán que es posible no gritar cuando se enfadan entre ellos o con los demás. Porque cuando nos gritamos, nuestros corazones se alejan más y más, y entonces no nos encontramos. Así que en la mayoría de las ocasiones, con un susurro basta, para comunicarnos bien.
Autor: Elisa Molina
Ilustracio: Marta Costa